Por Antonella Sottosanto
Gritos, expresiones faciales exageradas y cuerpos esbeltos dominan el universo de estos personajes conocidos como «influencers», ya que son quienes poseen las habilidades sociales necesarias para introducirse en el mundo de los jóvenes y ser reconocidos a través de redes sociales como YouTube e Instagram. Pareciera ser que estas figuras están indicando el nuevo arquetipo del adolescente, el cual se constituye como popular, conectado a internet las 24 horas, preocupado por ostentar accesorios de marca y desinhibido a la hora de exponer su vida privada a desconocidos.
¿Qué sucede con los niños que aman la lectura y los momentos de tranquilidad? En la mayoría de los casos son víctimas de bullying por compañeros que los rechazan por ser percibidos como distintos dentro de la sociedad. Vivimos en un mundo cada vez más frívolo, donde se condena la introversión y se aplauden las conductas narcisistas. Estamos formando una generación de jóvenes donde la mayoría se viste y actúa de la misma manera. Por eso, es importante que empecemos a cuestionar el estilo de vida que proponen los influencers.
Actualmente, series de Netflix como Stranger Things o 13 Reasons Why comenzaron a plantear historias desde la mirada de aquellos que son intimidados por los famosos «bully» o «matones» del colegio. La industria del entretenimiento y los medios de comunicación desarrollan, cada vez más, secciones relacionadas con el mundo «nerd» para personas con intereses distintos, como videojuegos y cómics fuertemente vinculados a la ciencia ficción. Muchos adultos creen que porque estos pasatiempos se han popularizado, también han traído de la mano la aceptación. Sin embargo, quienes piensen eso están terriblemente equivocados.
En gran medida, muchos influencers a través de sus videos en YouTube, o de sus historias en Instagram, suelen escrachar a otros jóvenes haciéndolos quedar mal ante millones de personas. En lo que respecta a las mujeres, algunos de ellos se animan a subir videos de «bromas” en donde le declaran su supuesto amor a sus mejores amigas para ver la reacción que ellas tienen. Ellas, en su gran mayoría, son niñas de entre 11 y 15 años que terminan siendo besadas y, en muchos casos, tocadas por estos individuos que no hacen más que reírse de su inocencia y abusar de su confianza.
Estas personalidades narcisistas guardan un lado oscuro detrás de la popularidad y de esa perfección que simulan tener. Respaldados por la cierta fama que han conseguido y por una sociedad que condena a quienes no son, de alguna manera, «líderes», siguen resguardándose en actitudes cobardes que deben ser repudiadas.