Después de semanas de frío, lluvia, viento y temporales, en un octubre digno de la helada Reina Elsa de Arendelle, la primavera ha decidido asomarse por estos lares.
Tarde, pero seguro, llegaron el sol, el calorcito y el clima de pic-nic. Los recibimos con el último aliento del año, con el tiempo justo para disfrutarlos antes de las inminentes vacaciones. Plazas, parques y paseos al aire libre comienzan a vivir su temporada alta, a recibir visitantes a diario y ni qué hablar los fines de semana.
Como Don Pirulero, cada cual disfruta del buen clima atendiendo su juego. Los deportistas se mudan a espacios abiertos, los inquietos corren por el parque, los tranquilos buscan la sombra más cautivante para leer un libro, los amantes de los animales extienden los paseos, los emprendedores cultivan sus propias huertas… Lo cierto es que esta primavera tardía trae aires de vacaciones, de fin de año, de frutas maduras y de aromas a naturaleza.
Es cierto que todavía falta un trecho para que termine el camino del año (los pesimistas, incluso, dicen que es el más trabajoso porque llegamos a recorrerlo con el tanque de reserva). Pero de a poco empezamos a disfrutar al sensación de bienestar que nos produce el sol en la cara y, lentamente, escuchamos hablar de cierres, balances y “fines de…”
Antes de que el 2019 llegue definitivamente a su fin, tenemos tiempo de disfrutarlo un poco más. ¡Aprovechémoslo!