Este 18 de agosto celebramos en Argentina lo más lindo de la vida: la infancia.
No importan las razones comerciales, cualquiera es una buena ocasión para agasajar a nuestros piojos, valorar su inocencia y sumar a su felicidad.
Aunque es obvio que todos fuimos chicos antes de crecer, el vértigo de nuestra cotidianeidad nos hace olvidar con frecuencia cómo funcionan sus ideas. Muchas veces pretendemos de ellos que se porten como grandes, que manejen sus emociones de formas que ni siquiera nosotros, adultos, somos capaces.
En este día del niño proponemos a todos los papás que hagamos un ejercicio. Elijamos, sí, el regalo que más nos guste para ellos (el que desean, el que los va a sorprender, el que pasan «en la propaganda» de su dibujito favorito), pero regalémosles también un día a su medida. De acompañarlos en sus planes, de jugar en el piso, a su altura, de mimarlos cuando quieran y dejarlos comer los platos que más disfruten. Nos lo van a agradecer.
Volvemos a decir, bien fuerte y para todos nuestros piojitos y piojitas,¡feliz día del niño! ¡Que lo disfruten!