Notas

El futuro llegó hace rato.

marzo 2021 | OAP! Nº154

 El futuro llegó hace rato.

Por Lic. Magalí Alderete Vega

¿Hace cuánto se vienen publicando notas, artículos y ensayos sobre los efectos del cambio climático? Bueno, esta nota no es la excepción. Desde OaP! No es que queremos ser reiterativos sobre el tema, pero los últimos grandes acontecimientos volvieron a traer en discusión algo que probablemente cause conmoción. Los seres humanos somos los causantes de las últimas tragedias ecológicas que vienen sucediendo en el planeta. Para no ir mucho más atrás en el tiempo, la pandemia que aún estamos transitando no se inició por medio de la erupción de un volcán, un tsunami o un terremoto. Por más que hayan varías teorías sobre su origen, lo cierto es que fue un error humano que desató un virus que todavía sigue en mutación. Por este motivo, nunca está de más recordar que con pequeñas acciones se puede hacer mucho por este planeta que diariamente sobrevive a los millones de errores que cometemos.
Para empezar, siempre hay que tener a mano nuestras amigas “las tres R”: reducir, reutilizar y reciclar
  • Reducir se refiere a tratar de minimizar nuestras compras y transformar nuestro consumo en uno mucho más sustentable. ¿Cómo hacerlo? Para empezar, hay que suprimir el uso de las bolsas de plástico que no son biodegradables. Las bolsas de tela vienen cada vez en más tamaños y con diseños súper a la moda. En la cartera, bolso o mochila podría guardarse una bolsa de tela (incluso hay algunas plegables que se compactan) por si surge una compra a último momento y no hay espacio para guardarlas. Cosa similar sucede con los sorbetes de plástico. Muchos locales gastronómicos dejaron de ofrecerlos mientras que otros ofrecen alternativas de papel, que enfurecen a los consumidores pues dependiendo del frío de las bebidas, no duran lo suficiente. Por tal motivo, existen sorbetes de aluminio o de acero inoxidable que son reutilizables y se pueden, tranquilamente, llevar si se sale a comer al exterior y lavarlos en casa.

 

  • Lo bueno de reutilizar es que nos invita a dejar volar la imaginación y transformar simples objetos en utensilios para el hogar, juguetes, artículos de decoración, etc. Por ejemplo, con un frasco de mermelada de vidrio se pueden hacer acarameleras, un velador, un florero, un recipiente para especias, vasos, etc. Sólo hace falta ,el frasco, los elementos para decorar y paciencia. Si la imaginación necesita un poco de ayuda, hay cientos de blogs con ideas DIY (Do it yourself=hágalo usted mismo) y también en redes sociales, como Pinterest o Instagram.

 

  • Reciclar es una palabra que ya está instalada en nuestro vocabulario hace años. Incluso, los millenialls ya la tienen presente desde películas como Crepúsculo, dónde el profesor de Ciencias lleva a Edward y a Bella (y al resto del curso también, aunque no sean tan relevantes como los protagonistas) a un invernadero. Aunque para muchos no es más que una simple película pochoclera (o la mejor historia de amor, según quién lo vea), el profesor le explica a un alumno que el abono obtenido se hizo mediante compost, la forma más antigua de reciclado. Y ahí, tiene toda la razón.
El compost es la forma donde se reciclan los desechos orgánicos que se originan en una casa o departamento y se transforman en abono orgánico que sirve para plantar nuevas plantas. Es tan útil el resultado que se obtiene del compost que no hay que utilizar ningún tipo de vitamina o fertilizante para ayudar a que la nueva planta crezca, dado que la tierra originada de un buen compost contiene nitrógeno, fósforo, potasio y minerales que contribuyen a una perfecta fertilidad de la tierra. Hasta ahora, siempre se asociaba la idea del compost al jardín de una casa, dado que es la forma más fácil de realizarlo. Para poder hacerlo, se puede realizar un pozo del tamaño adecuado según la cantidad de residuos que haya en el pasto directamente o bien se puede apoyar un recipiente sin fondo sobre el suelo. Pero si se quiere realizar el compost en un espacio más reducido, como el lavadero de un departamento o un balcón, se puede realizar una compostera a partir de grandes baldes plásticos (como los de pintura) o bien en sitios de compra online venden composteras plásticas de varios tamaños que son ideales para poder realizar esta forma de reciclado sin preocuparse por apariciones de moscas o malos olores. En ambas locaciones, la compostera debe tener como base tierra y/o hojas secas. A partir de allí, se empiezan a agregar capas de residuos orgánicos (cáscaras de frutas y verduras intercaladas, fruta que se echó a perder, semillas, carozos, cáscara de huevo, café, yerba) con más hojas secas, ceniza o aserrín. Es importante que la compostera esté tapada dado que, si llueve, el exceso de agua puede arruinar todo el trabajo realizado. Caso contrario, si se ve que le falta humedad a la tierra que se va formando, se puede rociar con un pulverizador. El compost correcto será que el que tenga un balance justo de humedad. Por más que parezca mucho trabajo al leerlo, es mucho más sencillo de lo que parece. Es una cuestión de rutina, de acostumbrarse a separar los residuos y deslumbrarse frente a lo que esta simple acción puede generar. La tierra que se origina tras el compost es riquísima en nutrientes. Incluso, se puede también reutilizar en plantas aromáticas que se pueden plantar en pequeños jardines verticales o en macetas pequeñas, para hacer de la cocina un ambiente 100% amigable con el ambiente.
Los otros residuos que NO se utilizan en compost, como envoltorios, botellas, vidrios y papeles, tampoco tienen que ir a la bolsa de basura. También pueden participar de esta ola de reciclado. Los municipios de Avellaneda, Quilmes y Berazategui tienen programas de reciclado donde incluso van a los domicilios a retirar estos artículos reciclables y los llevan a una planta donde se pueden realizar desde juegos para plazas hasta artículos de limpieza como una pala o palangana. Por ejemplo, en Wilde Este,  el camión municipal pasa los martes a las 8.30 de la mañana a buscar estos desechos; en Quilmes, hay cestos diferenciados en las principales plazas para arrojar desechos orgánicos, inorgánicos y pilas; y en Berazategui también los camiones recolectores retiran en la puerta de los hogares todos los desechables.
No hay que esperar a que el futuro nos sorprenda y nos obligue a tomar acciones por el planeta. El futuro llegó hace rato y nos sigue dando oportunidades para que nuestras acciones sean cada vez más amenas y sustentables para que esta pandemia sea sólo un mal recuerdo y no un mal pronóstico de algo venidero. 

 

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