Por Ivanna Shilton
Muchos sucesos son inevitables, inesperados y forman parte de la vida; aunque en ocasiones desearíamos que no sucedieran, están y nada podemos hacer para evitarlos. Pero existe un inmenso grupo de otros sucesos que sí está a nuestro alcance modificar. Como padres, debemos focalizarnos en aquello que está en nuestras manos hacer, sostener y cambiar. De ese modo, colaboramos activamente para que el impacto de las vivencias infantiles sea favorable, a futuro, en el desarrollo general de nuestros hijos. Ya que nuestra huella en su vida será profunda, elijamos que sea positiva.
La familia ocupa un lugar fundamental en esta primera etapa de la vida. Los niños nos necesitan, precisan nuestro cariño, amor, contención, cuidado, atención y dedicación para convertirse en niños seguros de sí mismos, para relacionarse de forma adecuada socialmente y para construir los cimientos de una mente saludable.
Pero, ¡atención! A no confundirse. Esto no significa que a los chicos hay que darles todo, comprarles lo que piden (o más), ni hacer todo por ellos. Como se dice por ahí, “no se trata de evitar que se caigan sino de enseñarles a levantarse”, generando autonomía e independencia. Debemos buscar el delicado equilibrio de darles la mano, al mismo tiempo que les otorgamos libertad. ¡Difícil tarea si las hay!
Para hacerlo, el primer paso es estar presente. Y para eso no alcanza con compartir el espacio físico con los chicos, sino estar verdaderamente allí. Ser padres presentes cuando estamos presentes. En la actualidad, los compromisos laborales nos exigen demasiado tiempo. No podemos luchar contra la necesidad de trabajo, pero sí podemos optimizar nuestro tiempo familiar dándole calidad a los momentos compartidos.
El gran enemigo de los vínculos hoy es el celular. Un tercero en discordia en la relación entre padres e hijos, que suele ocupar un lugar demasiado importante. Sobre este polémico tema podrían escribirse páginas enteras, pero en esta ocasión alcanza con mencionar el excesivo tiempo que se le dedica al teléfono. Como si la prioridad estuviera compartida entre los hijos y la tecnología. Los chicos deben sentirse siempre más importantes que un smartphone, sentir siempre que son la prioridad.
La infancia dura poco y pesa mucho. Este principio debe recordarse como un pilar de la crianza: los niños crecen rápido y cada etapa que pasa, no regresa… Acompañarlos conscientemente les brindará una crianza impregnada de amor, sin tanta prisa.
A tener en cuenta
No existe una fórmula mágica para criar hijos emocionalmente sanos, pero hay algunas cuestiones clave que colaborarán en su bienestar integral:
- Respeto
- Límites no punitivos
- Presencia
- Atención
- Escucha activa
- Comprensión
- Demostraciones de cariño
- Elogios
- Cuidados
Siendo conscientes del papel protagónico que nos toca y queriendo que sean felices, sólo resta criarlos con amor y conciencia plena.
*Ivanna es Lic. En Psicología y docente de Nivel Inicial | vanishilton8@gmail.com